Rael ha enviado su enhora buena al drector del Museo de Historia Natural de Oslo que acaba de inagurar una nueva exhibición que muestra el comportamiento homosexual en el reino animal; se muestran girafas montando, ballenas excitadas copulando y libélulas acoplándose - todos del mismo sexo.
Rael ha enviado su enhora buena al drector del Museo de Historia Natural de Oslo que acaba de inagurar una nueva exhibición que muestra el comportamiento homosexual en el reino animal; se muestran girafas montando, ballenas excitadas copulando y libélulas acoplándose - todos del mismo sexo.
A las personas homosexuales a menudo se les dice que su forma de vida va en contra de los principios de la naturaleza. Es refrescante ver que una institución científica va en contra de los tabús, mostrando que la homosexualidad es muy natural y bien común en el reino animal.
Hace poco ya publicamos un artículo sobre los pinguinos que se negaban a acercarse a las hembras que se les habian ofrecido para que se reproducieran, prefiriendo así los machos estar entre ellos, con gran consternación por parte del director del zoológico que esperaba que procrearan ;-)
Pero de acuerdo al estudio que apoya a esta exhibición, el comportamiento homosexual ha sido detectado en más de 1.500 especies, desde los escarabajos, incluso en los leones y las ballenas azules.
Entre los cisnes y los flamencos se han dado casos de dos hembras viviendo juntas, utilizando el contacto sexual con machos puramente para reproducirse. En el caso de los machos cabríos, estos "deben de copular con sus propios compañeros para que sean aceptados". El primer caso documentado de homosexualidad en un animal se remonta al filósofo griego Aristóteles quien más de tres siglos antes de Cristo, se sintió intrigado por la promiscuidad de las hienas macho. Y el tema fue luego ignorado durante muchos siglos, con incidentes de copulación entre machos siendo descritos como parte de los rituales de lucha.
El encubrimiento fue bien orquestrado por los mismos que llaman a los homosexuales "pervertidos o desviados". en Oslo, un sacerdote luterano, dijo que esperaba que los organizadores de la exhibición "arderían en el infierno", y un sacerdote pentecostal arremetiendo que el dinero de los pagadores de impuestos utilizado por la exhibición hubiera podido ponerse a mejor uso ayudando a los animales corregir "sus perversiones y desviaciones".
No hay ninguna perversión ni desviación en estos animales; simplemente expresan su código genetico. Y lo mismo se aplica a los seres humanos que son homosexuales o bisexuales.
La enhorabuena al organizador de la exhibición Geir Soeli, que no se dejo vencer por los cristianos conservadores y grácias a ello continua educando con éxito a los visitantes...